Como cada mañana, hoy salí muy temprano de la casa de mano de mi pequeño hijo que cursa el quinto grado en un Seminternado de Primaria. En un punto seleccionado por nosotros dos, nos dispusimos a esperar que pasara algún vehículo que pudiéramos abordar y llegar puntual a la escuela.
Hoy la suerte estuvo de nuestro lado como dijo mi hijo, porque a los diez minutos de espera llegó un ómnibus que traslada profesores a diferentes escuelas de la modalidad interna.
En su recorrido, este tipo de transporte hace varias paradas, ocasión que aprovechan también otros padres y niños. En una de ellas una persona que no se montó solo me dijo: ¨máma si usted llega hasta el seminternado mire a mi hijo cuando se baje¨. Esto fue un pedido al que asentí con un pequeño movimiento de cabeza.
Minutos más tarde otra persona pero que estaba encima del ómnibus me dijo que le hiciera el favor de mirar a su hijo hasta que entrara a la escuela porque ella iba hasta el hospital a una consulta y quería aprovechar el mismo transporte. Acto seguido me mira, en un tono más bajo y con la picardía del cubano me dice: además, si me bajo ahora tengo que llegar a pie al hospital porque solo tengo en la cartera tres pesos, no cobro hasta dentro de tres días…
Cuando escuché a aquellos padres pensé inmediatamente en muchas cosas. Primero no son irresponsables al dejarme a sus hijos, simplemente saben que de las casas a las escuelas no hay peligro de ningún tipo; segundo, son hijos de personas simples, sencillas, trabajadores que solo cuentan con un salario, pero que saben que tienen la educación gratuita desde la enseñanza preescolar hasta la superior.
Tal es así que Cuba en este curso incorporó a las aulas una matrícula de un millón ochocientos 4 mil estudiantes en la enseñanza general; sin embargo en mil 959 en la isla existían más de un millón de analfabetos.
También pensé en las palabras de la madre cuando me dijo que no había cobrado pero que iba para una consulta médica. Me lo dijo en un tono natural porque sabe que es parte de la cotidianidad del cubano desde el triunfo de la Revolución. La salud aunque le cuesta al país, el servicio de atención lo recibimos todos de forma gratuita.
Un vistazo a algunas estadísticas en este sentido nos dicen que se registra una tasa de cuatro coma 2 por cada mil nacidos vivos, antes era de 60. La esperanza de vida actual es de más de 75 años y existe un médico por cada 133 habitantes.
Todas estas reflexiones me llevan a lo que se conmemora en el mundo, es decir, el día de los Derechos Humanos, jornada para significar que los que nos une como comunidad internacional son precisamente los derechos civiles, culturales, económicos, políticos y sociales.
Pero en Cuba no hace falta una fecha como esta….Aquí hay derechos todo el año.